Frente al proyecto del “Marco regulatorio para el desarrollo de la Industria del Cannabis Medicinal y Cáñamo Industrial”, que se debatirá mañana en el recinto, queremos dejar en claro los fundamentos de nuestra postura en CONTRA.

Estas consideraciones intentan poner un contexto social y sanitario a la propuesta, algo que en el trabajo en Comisiones parece no haberse tenido en cuenta.

1- La falta de pertinencia
Disentimos en que dos cuestiones de categorías diferentes, como lo es el cultivo para uso industrial y el “medicinal”, sean tratados en una misma normativa. Además, la utilización como medicamento ya cuenta con sus propios mecanismos de control.

2- El fomento narcótico
La aparente legalización de la marihuana, trae aparejada la esperanza de su industria por alcanzar en un futuro el camino al consumo narcótico. Un modelo de negocio global que prevé ingresos por unos 60.000 millones de dólares para 2025, y apunta un público potencial 200 millones de personas, según estimaciones de la ONU. Además propone plantaciones industriales e hibridaciones con efectos cada vez más adictivos.

3- El oscuro juego de la semántica
Atrás se deja el término “marihuana” y se lo reemplaza por “cannabis”, que carece del componente connotativo negativo que envuelve al primero. Y de su mano aparece el relajo sobre los efectos y las consecuencias de su consumo, fomentado desde campañas de comunicación que parecen haber envuelto al cannabis

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