Urgente24 ha pedido ya una ley sobre adicciones ya que no es posible que la problemática de las adicciones se encuentre en una Ley Nacional de Salud Mental (la Nº 26.657), que por ejemplo equipara a las comunidades terapéuticas con clínicas psiquiátricas. Horrible. Ahora, el cura villero José María “Pepe” Di Paola reclamó en Dputados una ley de emergencia en adicciones y dijo que el narcotráfico “no solamente está en las villas” sino que “es un fenómeno que avanza y tiende a fortalecerse”.
¿Qué está haciendo la sociedad contra las adicciones? ¿Cuál es la política de Estado para la recuperación de adictos? En el caso de la drogadependencia, ¿toda la respuesta del Estado es la insuficiente y tergiversada Ley Nº 26.657, de Salud Mental? Sería lamentable, por cierto, que la respuesta fuese un Sí.
Ante la Comisión de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico, que preside Silvina Frana (Frente para la Victoria-PJ), el sacerdote católico apostólico romano José María Di Paola alertó que existe una “naturalización del consumo” y que “la proyección de la marihuana en los chicos es bastante alta”.
Los chicos no tienen ningún tipo de respuesta”, señaló y consideró que “hay que dar un paso más que un decreto” y avanzar en “una ley que pueda profundizar una propuesta práctica y concreta; que contemple todas las realidades”.
“Son muchísimas las vidas que están en peligro”, agregó.
De acuerdo a la web Parlamentario, Rafael Villanueva, del Movimiento Evita, denunció: “Nosotros no hacemos narcotráfico, nosotros construimos una alternativa al narcotráfico”, sostuvo en alusión, aunque sin nombrarla, a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien días atrás dijo que “muchos movimientos sociales permitieron el narcotráfico como un mal menor”.
Pablo Vega, de la Corriente Clasista y Combativa y del proyecto “Ni un pibe menos por la droga”, detalló que en los últimos 5 años “el consumo de drogas aumentó un 300%” y “8 de cada 10 pibes que salen a robar lo hacen para consumir”.
“Necesitamos una ley que represente a nuestro sector y a los pibes”, enfatizó Sebastián Sánchez, de la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular), quien destacó que las iglesias junto a las organizaciones sociales son actualmente los únicos que llevan adelante una política pública para atender a los jóvenes “ni-ni”.
Y añadió que “no se puede pensar en un tratamiento sin vivienda ni trabajo”.
“La emergencia en adicciones viene de hace muchos años; para muchos es una estadística, para nosotros son vidas”, cerró.
El diputado Felipe Solá criticó que la Administración Macri “desfinancia el área de adicciones”, dado los recortes presupuestarios previstos para 2019, e insistió en la necesidad de que se destine un mayor presupuesto a la Sedronar (Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas).
Asimismo, el exgobernador bonaerense recordó que en 2017 junto al Di Paola le pidieron al diputado Luciano Laspina en la discusión del Presupuesto 2018 que se destinaran recursos al programa CAAC (Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario), que depende de la Sedronar. “Sin embargo, los $100 millones que prometieron a la Sedronar se los derivaron al Ministerio de Desarrollo Social y de ahí a distintas ONG’s”, apuntó.
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Horas atrás, obispos y sacerdotes de la Pastoral en las Villas de Emergencia destacaron la contribución de los movimientos populares a la paz social en el país, y rechazaron la descalificación de su tarea que realizan algunos referentes de opinión pública (no lo dijeron pero es una obviedad: a menudo son cercanos al colectivo Cambiemos).
El comunicado de prensa:
“Si queremos trabajar por la paz social tenemos que reconocer en primer lugar el valor del otro en cuanto otro y su aporte al bien común. En esta perspectiva quisiéramos destacar algunos de los aportes de los movimientos sociales. Lo creemos conveniente porque a veces se escuchan distintas voces que los descalifican. Estos movimientos están integrados mayoritariamente por personas humildes y pobres. Y todo lo que de alguna manera fomente el rechazo a los pobres duele en el alma.
Los movimientos sociales, con distintas acciones, han contribuido a que salga la ley de emergencia social, proceso que ha sido muy valioso porque ha logrado visibilizar al pueblo pobre trabajador. Los trabajadores y trabajadoras que luchan diariamente por sobrevivir y lo hacen en el marco de la economía popular. El salario social complementario que reciben estos trabajadores y trabajadoras va rápidamente a la economía real: se invierte en alimentos, en algo de ropa para su familia o en algunos ladrillos para mejorar la propia casa. Obviamente no se especula con ese poco dinero, ni se deja de pensar primero en el pan para los hijos. El deseo de la inmensa mayoría es tener acceso a un mejor trabajo, por ejemplo en la obra pública o en el ingreso en alguna pyme –que son las que mayoritariamente dan más puestos de trabajo-.
Por otro lado, han posibilitado con su compromiso la ley de integración socio urbana. Es decir han relevado en un trabajo coordinado con el Estado, junto a otras organizaciones –como Caritas-, las villas y barrios precarios de nuestra patria. Los ha movilizado esa sabiduría popular que sabe que la tierra es nuestra casa común. Y que toda familia tiene derecho a un pedazo de tierra. Y en ese terreno tener su techo, ya que familia y vivienda van de la mano. Pero, además, un techo, para que sea hogar, debe tener una dimensión comunitaria, y esta es la preocupación por el barrio.
En estos barrios relevados, en perspectiva histórica, prácticamente no hubo presencia del Estado, y en muchos de ellos se instaló el narcotráfico. Los vecinos y vecinas son los primeros en padecer las consecuencias, en aquello más sagrado que tienen, en sus hijos e hijas. Eso los ha empujado a organizarse y a pensar no sólo en sus hijos sino en los de los vecinos. Al encontrar un espacio de participación comunitaria en distintos movimientos sociales, empezaron caminos de prevención y de asistencia directa.
Donde la mano invisible del mercado con su teoría del derrame nunca termina llegando, porque la copa siempre necesita crecer más, donde el Estado a duras penas hace pie y a veces le falta inteligencia para resolver temas concretos, son muchas veces los movimientos sociales -a través de sus integrantes- los que terminan tendiendo la mano en situaciones de la vida diaria y fortalecen con su presencia el tejido social.
Es imprescindible valorar todo lo que el pueblo pobre trabajador realiza para vivir con dignidad. Su no bajar los brazos, su no renunciar al bien posible en medio de grandes dificultades. Esto merece nuestro compromiso de construir puentes de projimidad, apostando por la cultura del encuentro.
Que la Virgen de Luján nos inspire los caminos para cuidar a nuestra Patria empezando por los más pobres.
16/10/2018. (Aniversario de la canonización del Santo Cura Brochero)”.
Fuente : www.urgente24.com