Se han hallado estrechos vínculos entre el maltrato infantil
(recuadro 1) y el consumo de alcohol, sobre todo cuando dicho consumo
es nocivo o peligroso (1). Varios estudios han confirmado que el alcohol
contribuye en grado significativo a este tipo de violencia, y muchos
de ellos demuestran que ser maltratado en la infancia se asocia a un
considerable incremento del riesgo de consumo peligroso o nocivo de
alcohol en etapas ulteriores de la vida. Esta nota descriptiva detalla
el papel del consumo nocivo de alcohol en el maltrato infantil, su
repercusión a lo largo de toda la vida sobre los patrones de consumo de
alcohol de las personas que fueron maltratadas en la infancia, y el papel
de la salud pública en la prevención.
El consumo nocivo de alcohol se define como un patrón de consumo que daña la salud. El consumo peligroso de alcohol
se define como un patrón de consumo que eleva el riesgo de consecuencias perjudiciales para el consumidor (Organización
Mundial de la Salud, http://www.who.int/substance_abuse/terminology/who_lexicon/en/).
Maltrato infantil
y alcohol
OMS NOTA D E S C R I P T I VA
Relaciones entre el consumo de alcohol y el maltrato infantil
El consumo de alcohol está estrechamente relacionado con la violencia interpersonal
en general (6), pero entre él y los malos tratos a niños existen los siguientes
vínculos específicos:
■ El consumo nocivo de alcohol puede afectar directamente a las funciones físicas
y cognitivas (7), reducir el autocontrol e incrementar las probabilidades de que
un individuo actúe de forma violenta (8), también contra niños.
■ El consumo nocivo de alcohol por parte de padres y cuidadores puede afectar a
su sentido de la responsabilidad y reducir el tiempo y el dinero disponibles para
el niño. En estos casos puede que las necesidades básicas de los niños queden
desatendidas (9).
■ El consumo nocivo de alcohol por parte de los padres se asocia a otros problemas
parentales como trastornos de la salud mental (10) y rasgos de
personalidad antisocial (11). Estos factores incrementan el riesgo de maltrato
infantil.
■ Sufrir malos tratos en la infancia se asocia a consumo peligroso o nocivo de
alcohol en etapas ulteriores de la vida (12), a menudo como mecanismo de
afrontamiento o para automedicarse (13).
■ El consumo nocivo de alcohol durante el embarazo puede determinar que el niño
sufra el denominado «síndrome fetal debido al alcohol» (SFA) o los «efectos del
alcohol en el feto» (EAF) (14). En los lactantes, estos trastornos se asocian a
un mayor riesgo de sufrir malos tratos, así como a comportamientos delictivos,
y a veces violentos, en etapas ulteriores de la vida (15).
RECUAD RO 1: Maltrato infantil
El maltrato de niños puede definirse como
todas las formas de malos tratos físicos y
emocionales, abuso sexual, descuido o negligencia,
explotación comercial o de otro tipo,
que originen un daño real o potencial para la
salud del niño, su supervivencia, desarrollo
o dignidad en el contexto de una relación de
responsabilidad, confianza o poder (2). En el
año 2000, 57 000 fallecimientos de menores
de 15 años se atribuyeron a homicidios
en el mundo; las tasas más altas correspondieron
a los lactantes y los niños muy
pequeños (de entre 0 y 4 años) (3). Las
cifras de maltrato sin resultado de muerte
son mucho más altas. En los Estados
Unidos de América, unos 906 000 niños
fueron víctimas de malos tratos en 2003
(4). Según un estudio comparativo sobre
maltrato infantil en Chile, Egipto, India
y Filipinas, el porcentaje de madres que
admitían haber golpeado a su hijo con un
objeto (en una parte del cuerpo distinta
de las nalgas) iba desde el 4% en Chile al
36% en la India (5). Es difícil estimar con
exactitud las tasas de maltrato no mortal,
y las diferencias culturales en la crianza
de los hijos y las definiciones de maltrato
infantil vienen a complicar aún más dicha
estimación. A ello se suma el que muchos
países no cuenten con sistemas para registrar
las notificaciones de maltrato infantil,
e incluso en los que disponen de ellos
muchos casos de maltrato quedan sin notificar
a las autoridades.
■ Permitir que los niños tengan acceso al alcohol sin supervisión ni restricciones y
se embriaguen con frecuencia (16) puede dañar su salud mental y física, lo que
eleva el riesgo de comportamientos violentos (17,18).
Magnitud del maltrato infantil relacionado con el alcohol
Estudios realizados en muchos países han constatado asociaciones entre el consumo
nocivo de alcohol y el maltrato infantil (por ejemplo, en Sudáfrica [19];
Colombia [20]; Letonia; Lituania; Moldova; la Ex República Yugoslava de Macedonia
[21]; los Estados Unidos [22 ]; el Reino Unido [23]). Sin embargo, los
estudios en los que se ha cuantificado la participación del consumo de alcohol en
el maltrato infantil son escasos y se han realizado casi exclusivamente en países
de ingresos altos. Cuando se dispone de cifras, las diferencias metodológicas entre
países complican las comparaciones, y a ello se suma, como factor de confusión,
la considerable proporción de casos de maltrato que no se notifican ni al sistema
sanitario ni al judicial. Aun así, se han registrado resultados como los siguientes:
■ En los EE. UU., el 35% de los progenitores que maltrataron a sus hijos habían
consumido alcohol o drogas en el momento del incidente (24).
■ En Alemania, durante el período 1985–1990, alrededor del 35% de los perpetradores
de maltrato infantil con resultado de muerte se encontraban bajo los
efectos del alcohol en el momento del crimen, y el 37% de los agresores eran
alcohólicos crónicos (25).
■ En el Territorio Septentrional (Australia), se diagnosticó SFA o EAF en 1,7 de
cada 1000 nacidos vivos, cifra que aumentaba significativamente a 4,7 de cada
1000 nacidos vivos entre la población indígena (26).
Otras medidas de la asociación entre alcohol y maltrato infantil proceden de informes
de consumo parental nocivo de alcohol en investigaciones sobre bienestar
infantil. Estos estudios no detallan si se había consumido alcohol inmediatamente
antes de los malos tratos al niño, pero confirman el alto consumo de alcohol como
característica parental. Por ejemplo:
■ En Canadá se registró consumo de alcohol o drogas en el 34% de las investigaciones
sobre bienestar infantil (27).
■ En Australia Occidental, en el 57% de las solicitudes de traslado del niño a
hogares o instituciones de acogida, uno de los factores causales era el consumo
parental de alcohol o drogas (28).
■ En Londres (Inglaterra), el 52% de las familias incluidas en el registro de protección
de la infancia tenían problemas de consumo parental de sustancias, de
las que el alcohol era la más consumida (29).
Factores de riesgo de maltrato infantil relacionado con el alcohol
Se ha identificado una amplia gama de factores que incrementan el riesgo de
que un niño sufra malos tratos. Cabe citar los siguientes: tener unos padres jóvenes,
pobres, desempleados o socialmente aislados; tener antecedentes de violencia
doméstica en el hogar; vivir en una familia monoparental, y vivir en un hogar
atestado (3). En el caso concreto del alcohol, se ha confirmado que tener un progenitor
con antecedentes de consumo nocivo o peligroso incrementa el riesgo de
maltrato infantil (30–32), riesgo que es aún mayor si ambos padres tienen problemas
con el alcohol (30).
Los adolescentes cuyos padres participan poco en su crianza, o que refieren ser
objeto de maltrato físico o abusos sexuales, tienen más probabilidades de verse
inducidos a consumir alcohol por las presiones sociales, y corren mayor riesgo de
hacerlo regularmente (33,34). El consumo frecuente de alcohol en la adolescencia
está ligado a problemas como absentismo escolar, bajo rendimiento escolar y
conductas delictivas (35,36), lo que puede incrementar aún más el riesgo de maltrato
físico por parte de uno de los progenitores (37). También el hecho de haber
sufrido malos tratos en la infancia puede contribuir a que se perpetren, ya que
los niños maltratados tienen más probabilidades de consumir mucho alcohol en la
edad adulta y de maltratar físicamente a sus propios hijos (38,39).
Se ha comprobado que los barrios con mayor densidad de establecimientos de
venta y consumo de alcohol tienen más problemas de maltrato infantil (40). En
concreto, una mayor densidad de tiendas (que no permiten el consumo en su interior)
se asociaba a mayores tasas de maltrato físico a niños, y una mayor densidad
de bares lo era a mayores tasas de abandono infantil (9). Debe tenerse en cuenta,
no obstante, que los barrios en los que abundan los puntos de venta de alcohol
a menudo son más pobres y están superpoblados. Por tanto, disponer de menos
recursos para ayudar a las familias puede incrementar las tensiones dentro de
estas comunidades y limitar el desarrollo de redes sociales que pueden prevenir el
maltrato infantil (40).
Consecuencias
Las consecuencias del maltrato físico a niños consisten en traumatismos, como
hematomas, quemaduras y fracturas, y síntomas relacionados con el estrés, como
trastornos del sueño (3). En los casos graves, las lesiones pueden ser mortales
(véase el recuadro 1). El grado de sufrimiento psíquico difiere de unas culturas a
otras (41), pero es frecuente hallar problemas de temor, depresión e intentos de
suicidio entre las víctimas, tanto en la infancia como posteriormente (42–44).
Estos problemas pueden elevar el riesgo de abuso de sustancias (34); así, las víctimas
de maltrato infantil tienen mayores probabilidades de consumir más alcohol
y tabaco en la vida adulta (12,45–47). A nivel mundial, se calcula que los antecedentes
de abusos sexuales en la infancia son la causa del 4–5% de los casos de
abuso del alcohol en varones y del 7–8% en mujeres (48). Las víctimas corren
también mayor riesgo de mostrar a su vez tendencias violentas en etapas ulteriores
de la vida (como maltrato infantil o violencia contra la pareja) (39,46,49,50).
Por tanto, el maltrato infantil y los ulteriores problemas de abuso del alcohol pueden
contribuir a ciclos de violencia que se transmiten de una generación a otra.
También puede verse afectada la educación: los niños que sufren malos tratos
faltan más al colegio y progresan menos que sus compañeros, lo que a menudo
determina que en la vida adulta obtengan ingresos inferiores a la media (51).
En algunos estudios se ha observado, además, que los hombres y mujeres que
sufrieron maltrato en la infancia tienen más probabilidades de tener problemas
maritales y familiares o de casarse con una persona que abuse del alcohol (42).
Desde el punto de vista económico, los costes del maltrato infantil pueden ser
considerables (véase el recuadro 2) y agravan la presión que soportan los servicios
jurídicos, sanitarios y sociales, si bien los que acarrea el maltrato relacionado
específicamente con el alcohol siguen sin cuantificarse en su mayor parte.
Prevención
En la prevención del maltrato infantil en general se ha confirmado la eficacia
de diversas estrategias: el apoyo a la familia y la formación parental, el cribado
del maltrato infantil, los servicios para las víctimas y los programas educativos
de ámbito comunitario (véase una revisión en Krug et al., 2002 (3)). En muchos
casos, estas iniciativas ayudan a reducir los niveles de maltrato con independencia
de que haya o no participación del alcohol. No obstante, los estrechos vínculos
entre maltrato infantil y consumo nocivo de alcohol ofrecen la posibilidad de reducir
aquél mediante la disminución del consumo de éste en la población. Hay pocos
estudios en los que se evalúen los efectos de las intervenciones relacionadas con
el alcohol en los niveles de maltrato infantil, y la mayoría se limitan a países de
ingresos altos. Comprenden los siguientes:
■ Restringir la disponibilidad del alcohol: Dificultar la obtención de alcohol puede
reducir los niveles de violencia contra los niños. En los Estados Unidos se ha calculado
que un punto de venta menos por cada 1000 habitantes reducirá un 4%
la probabilidad de violencia grave contra niños (55).
■ Elevar los precios del alcohol: Incrementar los impuestos sobre la cerveza puede
reducir la violencia ejercida contra niños. En los Estados Unidos se ha calculado
que un aumento del 10% en el impuesto sobre el consumo de cerveza reducirá
un 2,3% la probabilidad de violencia grave contra niños, y un 1,2% la de violencia
de cualquier tipo contra niños (55).
RECUAD RO 2: Costes económicos del maltrato infantil
Los costes económicos del maltrato infantil pueden incluir los correspondientes a los
servicios jurídicos, sanitarios y sociales, así como las consecuencias del daño emocional
y psicológico que sufre el niño. Los estudios de estimación de costes del maltrato infantil
proceden casi exclusivamente de países de ingresos altos. Estos son algunos de los
resultados:
■ Estados Unidos: US$ 94 000 millones anuales (52).
■ Canadá: Aproximadamente US$ 13 100 millones en 1998 (53).
■ Australia: Aproximadamente US$ 520 millones en 2000–2001 (sólo costes de los servicios
de protección infantil y de acogida subvencionada) (54).
■ Llevar a cabo cribados e intervenciones breves. Se ha comprobado que el cribado
de los trastornos relacionados con el alcohol (como AUDIT (56)) y las
intervenciones breves en establecimientos de atención primaria reducen los niveles
y la intensidad del consumo de alcohol tanto en las sociedades de ingresos
altos como en las de ingresos bajos y medios (57). Aunque aún no se han cuantificado
los posibles efectos directos sobre el maltrato infantil, el cribado del
abuso del alcohol durante el embarazo puede reducir los niveles de consumo y el
consiguiente riesgo de SFA o EAF (58).
En los países de ingresos bajos y medios, las iniciativas dirigidas a fortalecer y
ampliar el sistema de autorización de puntos de venta de bebidas alcohólicas
podrían ser muy útiles para reducir el maltrato infantil relacionado con el alcohol.
Sin embargo, en los lugares en los que es frecuente la producción doméstica,
las medidas de este tipo pueden inducir a los bebedores a pasarse al alcohol fabricado
en los hogares, que es más barato (59). La prevención del maltrato infantil
se enfrenta también al reto de las presiones culturales e individuales por mantener
ocultos los hechos. El imperativo legal de registrar estos incidentes no es ni mucho
menos general, y las familias y otros miembros de la comunidad pueden mostrarse
reacios a solicitar ayuda profesional por temor a la ruptura y la deshonra familiar
o a represalias (60,61). Las medidas siguientes mejoran la detección del maltrato
infantil relacionado con el alcohol y facilitan las intervenciones:
■ Mejora de las conexiones entre los servicios de bienestar infantil y los de tratamiento
del alcoholismo. Una mejor comunicación entre estos servicios puede
ayudar a identificar y apoyar a las familias que padecen a la vez problemas de
abuso del alcohol y de maltrato infantil, y garantiza que las que acudan a un
servicio puedan ser remitidas al otro y reciban ayuda de él (62).
■ Campañas de educación pública. Se puede impulsar la voluntad de intervenir
en familias afectadas por problemas de abuso del alcohol o de maltrato infantil
mediante campañas de educación que informen sobre la relación entre ambos
fenómenos, hagan hincapié en las formas eficaces de ayuda y promuevan servicios
accesibles para las familias afectadas (63).
El papel de la salud pública
La salud pública tiene funciones definidas en materia de prevención del maltrato
infantil en general (3). Respecto a las relaciones entre consumo nocivo de alcohol
y este tipo de maltrato, sus responsabilidades consisten en:
■ Recopilar y difundir información sobre la prevalencia del maltrato infantil, los
niveles de consumo nocivo de alcohol y los patrones de consumo de éste en la
población.
■ Promover, dirigir y evaluar estudios sobre las relaciones entre el consumo nocivo
de alcohol y el maltrato infantil, tanto en las víctimas como en los agresores,
que amplíen nuestros conocimientos acerca de los factores protectores y de
riesgo.
■ Cuantificar y difundir la información sobre los costes que el maltrato infantil y
el consumo nocivo de alcohol acarrean para la salud, la economía y la sociedad
en general.
■ Trabajar con organismos asociados (por ejemplo, servicios de atención sanitaria,
educativos y jurídicos) para ampliar sus conocimientos acerca del maltrato
infantil como factor que contribuye al consumo nocivo de alcohol en los jóvenes.
■ Ampliar las conexiones entre los servicios que se ocupan del bienestar infantil y
los que atienden problemas relacionados con el alcohol.
■ Promover las alianzas entre múltiples organismos para hacer frente al maltrato
infantil y al consumo nocivo de alcohol.
■ Evaluar y promover estrategias de prevención eficaces, en sí y respecto al coste,
para reducir los niveles de maltrato infantil relacionado con el alcohol.
■ Promover cambios en las políticas y las leyes para prevenir el maltrato infantil y
reducir el consumo nocivo de alcohol.
Políticas
El consumo nocivo o peligroso del alcohol y el maltrato infantil han sido reconocidos
internacionalmente como problemas fundamentales de salud pública que
requieren atención urgente. En el plano nacional e internacional, los organismos
sanitarios desempeñan un papel crucial como promotores de políticas que aborden
las relaciones entre el consumo de alcohol y el maltrato infantil y fomenten
con ello iniciativas de prevención que mejorarán la salud pública. La Organización
Mundial de la Salud (OMS) lleva adelante programas integrales sobre ambos problemas
para impulsar y llevar a cabo estudios, identificar medidas de prevención
eficaces y promover acciones de los Estados Miembros dirigidas a poner en marcha
intervenciones útiles y a orientar las políticas hacia la reducción del consumo
peligroso o nocivo de alcohol y del maltrato infantil.
En el caso del alcohol, ello supone recopilar y difundir la información científica
sobre su consumo, desarrollar iniciativas mundiales y regionales en materia
de investigación científica y de políticas relacionadas con el alcohol, ayudar a
los países para que incrementen la capacidad nacional de vigilancia del consumo
de alcohol y los daños conexos, y fomentar la prevención de los problemas relacionados
con el consumo de alcohol, su detección temprana y su tratamiento en
el ámbito de la atención primaria (64). Una resolución de 2005 de la Asamblea
Mundial de la Salud sobre Problemas de salud pública causados por el consumo
nocivo de alcohol (WHA58.26 (WHA58.26 [65]) reconoce las consecuencias
sanitarias y sociales de dicho consumo y pide a los Estados Miembros que elaboren,
apliquen y evalúen estrategias eficaces para reducir sus perjuicios, y a la
OMS, que ayude a los Estados Miembros a vigilar los daños relacionados con el
alcohol, a aplicar y evaluar estrategias y programas eficaces, y a robustecer las
pruebas empíricas de la eficacia de las políticas.
En el caso de la violencia, incluye la Campaña Mundial de Prevención de la
Violencia de la OMS. Fue lanzada en 2002 y su objetivo es sensibilizar sobre el
Todas las referencias utilizadas en este documento
están disponibles en:
http://www.who.int/violence_injury_prevention/
publications/violence/en/index.html
Puede obtener más información en los sitios web
siguientes:
http://www.who.int/violence_injury_prevention
http://www.who.int/substance_abuse/en
http://www.who.int/substance_abuse/terminology/
who_lexicon/en
O poniéndose en contacto con:
Departamento de Prevención de los Traumatismos y
la Violencia
Dr. Alexander Butchart (butcharta@who.int),
fax + 41-22-791-4332,
teléfono + 41-22-791-4001)
Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias
Dr. Vladimir Poznyak (poznyakv@who.int)
fax +41-22-791-4160,
teléfono +41-22-791-4307)
Organización Mundial de la Salud
20 Avenue Appia
CH-1211 Ginebra 27,
Suiza
John Moores University, Centre for Public Health
Prof. Mark Bellis (m.a.bellis@livjm.ac.uk),
fax +44-(0)-151-231-4515,
teléfono +44-(0)-151-231-4511)
Centre for Public Health
Liverpool L3 2AV
Reino Unido
problema de la violencia (incluido el maltrato infantil) en el plano internacional,
subrayar el papel de la salud pública en su prevención y ampliar las actividades
preventivas a escala mundial, regional y nacional. El planteamiento estratégico de
la prevención de la violencia se expone en el Informe mundial sobre la violencia y
la salud de la OMS (1). La resolución WHA56.24 de la Asamblea Mundial de la
Salud (66) de 2003 alienta a los Estados Miembros a aplicar las recomendaciones
expuestas en el informe y pide a la Secretaría que colabore con los Estados
Miembros en la elaboración de políticas y programas de salud pública basados en
pruebas científicas para la aplicación de medidas encaminadas a prevenir la violencia
y mitigar sus consecuencias. Como complemento a estas iniciativas se ha
creado la Alianza para la Prevención de la Violencia, cuya finalidad es ofrecer un
foro en el que gobiernos y otros organismos intercambien información sobre las
prácticas más eficaces para reducir la violencia en el mundo.
Las normas internacionales sobre maltrato infantil comprenden la Convención
sobre los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de las Naciones
Unidas en noviembre de 1989, y que insta a las partes a adoptar las medidas
legislativas, administrativas, sociales y educativas pertinentes para proteger a los
niños de todas las formas de violencia física o mental. El Estudio sobre la Violencia
contra los Niños de la Secretaría General de las Naciones Unidas, cuya
publicación está prevista para octubre de 2006, abordará la necesidad de llevar
a cabo labores de prevención y de crear servicios para las víctimas que apliquen
estrategias dirigidas a las relaciones entre el maltrato infantil y el consumo nocivo
del alcohol. Además, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF)
ayuda a los países a aplicar estas medidas, para lo cual trabaja a nivel internacional
en la creación de entornos protectores para los niños en los que no hay
violencia, y reconoce el papel que el abuso del alcohol puede desempeñar en el
maltrato infantil.
© Organización Mundial de la Salud 2006