El fenómeno se evidencia en el crecimiento de la transmisión de VIH por compartir jeringas. La cocaína es la sustancia más consumida por esta vía en el país.

Hace rato que el uso de drogas inyectables dejó ser una problemática que sólo se veía en las películas para convertirse en una realidad instalada también en nuestro país. Y aunque su incidencia entre la población argentina sigue siendo significativamente más baja que la observada en Europa, Estados Unidos o Canadá, lo cierto es que no para de crecer, según alertan especialistas en políticas de drogas.

De acuerdo con el ultimo Boletín Epidemiológico sobre el VIH, Sida e Infecciones de Transmisión Sexual, los porcentajes de diagnóstico tardío de VIH registran un claro crecimiento entre personas que contrajeron la enfermedad por el uso compartido de agujas, jeringas y/o otros elementos del equipo de inyección.

Mientras que durante el período 2013 / 2014 el 53% de los varones que habían contraído HIV por compartir material para inyectarse tuvieron un diagnóstico tardío, en 2018 su tasa llegó al 62%, según los datos publicados en diciembre pasado por el ministerio de Salud de la Nación.

“Las personas que consumen drogas inyectables no sólo pueden sufrir sobredosis y desarrollar fuertes adicciones. También corren veintidós veces mayor riesgo de contraer el VIH y otras enfermedades infecto contagiosas. Se trata de un problema de salud pública cuya gravedad se incrementa año tras año en nuestro país”, señala el Defensor del Pueblo Adjunto de la Provincia, Walter Martello, responsable de un informe difundido ayer que alerta sobre esta situación.

Titular del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría y autor de “Salió Mal” (un libro donde propone la adopción de un nuevo paradigma basado en el respeto a los Derechos Humanos en materia de política de drogas) Martello afirma que el crecimiento en el uso de drogas inyectables pone en evidencia la falta de programas de asistencia y de prevención perdurables” en el país.

LA SUSTANCIA MAS CONSUMIDA

Como explica el Defensor Adjunto, “quienes incurren en este tipo de consumo problemático se inyectan por lo general opioides, estimulantes anfetamínicos, cocaína, somníferos, sedantes y alucinógenos, tanto por vía intravenosa como subcutánea e intramuscular”.

El último relevamiento realizado por la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (ex Sedronar) indica que la sustancia más consumida por vía inyectable con fines no terapéuticos en nuestro país es la cocaína, dado que aparece mencionada por el 63,3% de quienes reconocen haberse inyectado drogas alguna vez. A diferencia de lo que se observa en otros países, la morfina, la petidina (medicamento que se usa para tratar el dolor), la heroína y las anfetaminas se ubican bastante más atrás.

Al analizar el perfil de quienes han consumido drogas por vía inyectable en la vid

a en la Argentina se observa que la mayor proporción corresponde a varones (80%) y a personas de 25 a 49 años de edad (66%). No obstante, el informe de la ex Sedronar también registra casos entre 12 y 17 años (representan el 1,6%), al tiempo que en el grupo etario más avanzado, de 50 a 65 años, se encuentra el 10,2% de los usuarios de sustancias por vía intravenosa.

Aunque la mayor proporción de usuarios de drogas inyectables se halla entre personas de mediana edad, este tipo de consumo se encuentra presente en todos los tramos etarios. Respecto a las mujeres, la mayoría de las usuarias tiene entre 35 y 49 años. Aun así, más del 22%, es decir 2 de cada 10 que alguna vez en la vida se han inyectado, tiene menos de 25 años de edad.

Fuente: eldia.com

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